La carrera que ganó en Brasil un Massa, que se convertía en campeón mundial justo en el momento de cruzar la meta, estuvo marcada por la última curva de la última vuelta. En ella, Hamilton “in extremis” conseguía adelantar a un Timo Glock, que en ese momento mantenía con sus neumáticos de seco la quinta posición, para convertirse en el campeón del mundo más joven de la historia, a pesar de haber cuajado una carrera más que discreta en el último match del mundial. Massa, y Ferrari, apenas pudieron disfrutarlo los diez segundos que mediaron entre la entrada del Ferrari, y el adelantamiento del Mc Laren al Toyota.
La carrera aportó todo lo que se pudiera imaginar para un emocionante fin de la temporada 2008. Hubo lluvia, safety car, diversas opciones de carrera, y un mundial decidido en la última curva hasta el punto en el que el campeonato cambió de manos dos veces en los últimos cinco minutos. Termina una temporada, con un campeón que casi lo vuelve a perder cuando lo tenía todo ganado. Termina con un nuevo record de esos a los que nos gusta dedicar titulares “El campeón mas joven de la historia”, con la frustración de una escudería: Ferrari, que ve como su peor enemigo llevará el año que vienen los números uno y dos. Incluso, termina con un piloto que a lágrima viva se reivindica, quizás demasiado tarde, y llora no haber conseguido el cetro mundial. Llora en la última prueba “como un niño” lo que a lo largo del año no supo pilotar “como un hombre”.
La temporada 2008 ha muerto. Viva la temporada 2009.
Puedes leer más en Http:\\www.formulagp.es
La carrera aportó todo lo que se pudiera imaginar para un emocionante fin de la temporada 2008. Hubo lluvia, safety car, diversas opciones de carrera, y un mundial decidido en la última curva hasta el punto en el que el campeonato cambió de manos dos veces en los últimos cinco minutos. Termina una temporada, con un campeón que casi lo vuelve a perder cuando lo tenía todo ganado. Termina con un nuevo record de esos a los que nos gusta dedicar titulares “El campeón mas joven de la historia”, con la frustración de una escudería: Ferrari, que ve como su peor enemigo llevará el año que vienen los números uno y dos. Incluso, termina con un piloto que a lágrima viva se reivindica, quizás demasiado tarde, y llora no haber conseguido el cetro mundial. Llora en la última prueba “como un niño” lo que a lo largo del año no supo pilotar “como un hombre”.
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